Amor propio: Cómo priorizarte a ti misma para ser la mejor madre posible (sin sentirte culpable en el intento)

Si hay algo que la maternidad me ha enseñado (además de que el silencio prolongado significa desastre), es que priorizarme a mí misma no es un lujo, es una necesidad. Porque, amiga, si yo me desmorono, ¿quién va a seguir encontrando los calcetines perdidos, preparando cenas mágicas con lo que queda en la nevera y respondiendo preguntas como «¿Por qué el cielo no se cae?» mientras intentas tomarte un café en paz? Nadie. Así que hoy vengo a recordarte que cuidarte no es egoísta, es vital.

1. Deja la culpa en la puerta

Primero lo primero: la culpa materna es como el WiFi, está en todas partes. Nos sentimos culpables si trabajamos demasiado, si descansamos un poco, si les damos pizza dos días seguidos… Pero ¿adivina qué? Un niño feliz necesita una madre feliz, y si eso significa tomarte un respiro de vez en cuando, ¡hazlo sin remordimientos! Nadie se ha traumatizado porque su madre se tomó una tarde para hacerse las uñas (confirmado por la ciencia… o al menos por mi experiencia).

2. Encuentra tu «rincón sagrado» (y defiéndelo como una guerrera)

No importa si es un rincón literal de la casa o una actividad que te recarga las pilas: ese momento es tuyo y de nadie más. Puede ser: 🛁 Un baño largo sin interrupciones (y con la puerta cerrada con llave, importante).
📖 Leer un libro que no tenga dibujos ni rimas infantiles.
☕ Disfrutar una taza de café caliente (sí, caliente, no recalentado por tercera vez).
💃 Bailar en la cocina como si nadie estuviera mirando (aunque probablemente sí te estén mirando, pero qué más da).

3. Dile “NO” con amor (pero con firmeza)

«Mamá, ¿puedes hacerme una réplica del Titanic con cartón para mañana?» Amiga, el «no» es tu mejor amigo. No tienes que justificarte con un ensayo de 500 palabras. Un simple «No, cariño, pero podemos hacer algo más sencillo juntos» es suficiente. Y si alguien más (adulto o niño) se ofende porque no puedes cumplir con sus expectativas… bueno, que aprendan a manejar sus emociones. Educación emocional para todos.

4. Prioriza tu bienestar sin sentir que abandonas el barco

A veces creemos que si nos tomamos un tiempo para nosotras, la casa va a colapsar. Pero sorpresa: no pasa nada si un día decides dormir una hora más, ir a una clase de yoga o simplemente sentarte sin hacer nada. La ropa sucia seguirá ahí, los platos también, y los niños… bueno, ellos seguramente encontrarán algo que destruir, pero nada que no pueda arreglarse después.

5. Rodéate de gente que te recargue (y aléjate de los drena-energía)

No todo el mundo entiende lo que significa ser madre y, sinceramente, no todo el mundo tiene que entenderlo. Pero lo que sí puedes hacer es elegir a quién permites en tu círculo. Busca esas amigas que te hacen reír hasta que te duela la barriga, esos grupos de mamás donde se habla con honestidad y sin competir por el trofeo de «madre perfecta», y deja ir (con amor) a aquellos que solo traen drama y agotamiento emocional.

6. Recuerda que ser tú es lo que te hace la mejor madre para tus hijos

Tus hijos no necesitan a la madre perfecta, necesitan a su madre feliz, tranquila y presente. Y eso solo se logra cuando te das el amor y el cuidado que mereces. Así que la próxima vez que sientas que estás al borde del colapso, date un respiro, come ese chocolate sin compartir, y repite conmigo: me priorizo sin culpa, porque una madre feliz, cría hijos felices. 💖

Ahora dime, ¿qué cosa vas a hacer HOY solo para ti? ¡Vamos, no me digas que nada! 😉

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